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lunes, 6 de noviembre de 2023

No puedes ofrecerle un corazón roto para amarla

Quieres desaparecer porque te gusta que piensen en tí; creas algo que nunca pasará. Que inventes conversaciones para sentirte bien de la irresponsabilidad del olvido. Le temes a la realidad porque duele, asfixia, no te deja vivir. No afrontas las causas de tus actos; cierras los ojos para esconderte de lo que crees que eres y lidias con un temor infantil que hace que juzgues a los demás, porque eres de esas personas que prefiere el silencio a ser el respaldo emocional de quien abrió su corazón. Que eres un puto cliche barto de la modernidad. Que escribes en las madrugadas porque sabes que jamás te van leer. Pero sabes que te duele y duele tanto, por eso escribes para callar tu conciencia estúpida que te dice y repite que no eres para este mundo. Estoy cansado, agotado, triste, no dejo de llorar, y no dejo de insistir que alguien allá fuera me vea; porque estoy rompiéndome y no encuentro la salida, no me encuentro. Lanzo los dados de Dios y siempre sale cero y cero y yo solo espero y nada, solo la nada que me consume como un papiro tintineante de haber podido hacer algo más. De pertenecera a su mundo, de ser más feliz, de estar orgulloso de ella, de amarla como si fuera la última vez que la vieras; de dedicarle lo más sagrado del universo: tu espacio, que le dediques tu propio espacio a quien intentó estar incondicionalmente a tu lado; ese lugar que ya no existe y que esa persona ya no está. Sería y no fue, de lo que hubiera sido el gesto más hermoso que ella merecía… No puedes ofrecerle un corazón roto para amarla, me ha dicho que murió mil veces cada día por mí. 

Lo siento mucho, te falle cada día que estuve contigo.


Huyes y no respondes, siempre fuiste hábil para esconderte, pareciera que es una necesidad estar lejos. No te culpo, toda nuestra vida huimos, desertamos de nosotros mismo para no lastimarnos más de lo que al aire hace con nosotros, somos uno con la noche, porque te gusta la ausencia, te gusta sentir que alguien te hace falta, para recordarte que eres un humano, un maldito humano al que después de todo, no le importa nadie. Deambulas con la luz apagada por el mundo, sientes la ausencia del calor porque el frío se apartó de tu vida cuando cediste a la irresolución de tus problemas y piensas que no hace falta nada más. Pero… ¿sabes? me pare frente al espejo y pude ver mi rostro, estoy cerca de encontrarme y todas estas ganas de escribir son porque estoy volviendo a mí, estuve en un largo viaje, ahora me he dedicado tiempo y las letras comienzan a mezclarse en mi cabeza, vuelve la inspiración, el alejarme de todo me hizo comenzar de nuevo.

¡¡¡La sinfonía y la letra quemo mi alma por completo!!!




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