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viernes, 21 de octubre de 2011

Astarté


Manfred deambula en las montañas de los Alpes.  Su vida se hace añicos, pero él está obsesionado con preguntas sin respuesta de la vida.  En la vida no queda nada de él excepto recuerdos.  Las imágenes de su ideal Astarté impregnan sus pensamientos, y en vano las llamadas a ella.  Sólo el eco de los acantilados se repite su nombre.  Recuerdos y pensamientos quemar y roer en él.  Busca y pide el olvido, que nadie puede darle.

1 comentario:

  1. Mi querido niño hoy mismo quisiera olvidar, pero nadie me pueda dar el olvido ni la calma. Hoy tu fuiste una poderosa infusión que me hizo olvidar lo que me atormenta pero ahora ya en la oscuridad de mi soledad me persiguen muchos monstros que me hacen sentir la persona mas insignificante en esta tierra. Nunca me había pasado nada así, todo siempre solía ser perfecto, mis caminos iban acompañados de luz y cuando me sentía perdida alcanzaba a ver una puerta, una salida. Ahora no logro encontrar esa puerta. Todo esto es muy nuevo para mí y realmente me siento perdida, pero tengo la esperanza de que al estar perdida encuentre la salida mas pronto, que esta confusión sea la pista para avanzar nuevamente con paso certero.

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