Busco el origen de la ternura en
parpados que no comprenden miradas, subo al piso a gritar agudos y vagos
rasguños de tu tiempo ¿cómo puedo brincar por la alegría, cuando el pesar es
ser feliz? ¿Cómo puedo reír cuando el odio es dibujar una sonrisa en mi rostro?
El sonido de este perturbador olvido no causa la frustración del tiempo
inexacto, solo el suave espacio cargado de palpitaciones pulsantes en mi interior. Corro por los tiempos pasados
donde debí a ver encontrado a mi frágil sentir, que hoy me atormenta, y no
niega la angustia lloviosa de tristeza, dibujando una melancolía tan inusual
que espanta a la noche porque hoy es carente de oscuridad. Hoy la luz vergonzosa
sale para mofarse de ese fetiche inquieto, de este pasar de días, de calcular la
magia pasada, de ser siempre dimensión y nunca mirada, que sale en los laterales
de la pasión frustrada por no entender la compleja facilidad de la normalidad.
Mundanos mis ojos que no satisfacen a mi corazón transitado de falsa apariencia.
Cubro mi vergüenza en la mentira audaz y buena de las nociones felices, tu amor
de los desaparecidos no cae en las llanuras buenas, cae en el eterno sollozo cálido
de la impaciencia y en la eterna abreviatura de signos como hojas rencorosas. Encontrando silencios…